Pinto

A pesar de que esta no es una nota sobre mí, quiero aclarar que yo no soy una persona tímida, o callada. por el contrario, se me hace fácil hablar con extraños y si soy amigable, con todo el mundo. Pero ser amigable no es lo mismo que tener amigos. Yo sí soy una persona reservada; y a pesar de que una vez entrego mi amistad, es incondicional, no considero a cualquier conocido, un amigo.
Bueno, pero yendo al grano, Pinto fue muy especial conmigo, desde que llegué a las oficinas en San Juan del Obispo. Con una actitud curiosa, se me acercó y me fisgoneó, me juzgó, no se basado en qué, pero en seguida me di cuenta que yo, a su criterio, sí calificaba y con muy buen puntaje!. Desde entonces, me esperaba cada mañana en la puerta de la oficina y entraba conmigo, hasta mi escritorio, dónde recibía la consabida atención. Yo nunca me imaginé que fuera posible entablar una conversación con un perro, hasta que conocí a Pinto. Una vez yo me sentaba en mi puesto, el apoyaba su hocico en mi muslo y me miraba con ojos cariñosos. Si yo le preguntaba algo, el me contestaba, haciendo un ruido entre gruñido y chillido, en al misma tonalidad de mi pregunta. Yo sabía si pinto estaba cansado, dolorido, contento, hambriento, etc. El se las ingeniaba para darse a entender.
Yo me atribuí la tarea de comprarle su alimento canino, para asegurarme de que no pasara hambre. Aparentemente, Pinto vive desde hace varios años con Maynor, jefe de bodega, en San Juan. Nada mas que a 2 cuadras de la oficina. Pero él se dedica a vagar por las calles de polvo (lodo en invierno) y conoce a muchos otros perros del barrio; pero muy pocos son sus amigos. Pinto es un perro viejo, sabio y tranquilo. Le pertenece al pueblo y como buen ejemplar de propiedad pública, está en mal estado. Es flaco, tiene las orejas enormes, la cola torcida y una que otra herida, que se consiguió, disputando terreno o alguna hembra, por ahí . . . Y por lo visto, para él, la comida de fuera, es mejor que la de casa.
Muchas veces, hacía la siesta debajo de mi escritorio, mientras yo trabajaba. Y ahora que no trabajo mas en San Juan, me han contado que pasa buscándome, pero cada vez mas esporádicamente. A mi me parece que el entendió perfectamente, cuando yo le dije que no volvería mas y me despedí de él. Se dio cuenta de que era definitivo, porque le tomé fotos con la cámara digital. Yo creo que Pinto llega hasta el que era mi escritorio, esperando encontrar a mi sustituto, para pasarle la consabida inspección . . . Espero que esa persona sea del agrado de Pinto, guardián de mi lugar en San Juan del Obispo y gran amigo mío, a quien extraño muchísimo. Solo me queda agregar que fue un placer trabajar con Pinto.
1 Comments:
No toda la gente entiende a los perros.. solo algunos afortunados, en cambio ellos si son mas inteligentes, siempre nos entienden y escuchan.
Estoy seguro que el tambien la extraña...
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